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Parte de la Transformación Digital que están viviendo las empresas, o quieren vivir, es reinventarse a través de tecnología y atravesar esa línea que los divide de ser una empresa “pequeña” a ser una empresa “grande”. Dar ese paso es lo que le está abriendo las puertas a la Agilidad, y que las empresas lo quieran implementar lo antes posible.

Hay empresas que ya nacen con ese “mindset” ágil y están poniendo nerviosas a aquellas empresas ya establecidas que nacieron bajo paradigmas más tradicionales y hoy en día sus resultados están dejando mucho que desear a comparación de esas empresas que cuentan con una cultura colaborativa que entrega valor con frecuencia. Pero también esas empresas quieren dejar atrás esos paradigmas que no los dejan avanzar, y se tienen que adaptar a esta nueva forma de trabajo para poder sobresalir en la industria.

Para las empresas que quieren implementar un marco ágil en sus equipos deben saber algunas cosas:

  • Las implementaciones ágiles no suceden de la noche a la mañana. Es importante que los equipos estén conscientes que los resultados que entregan durante sus Sprints (iteraciones con una duración establecida de dos a cuatro semanas, donde se entrega valor) son logros o mejoras que van sumando al resultado a largo plazo (aunque sean pequeños). Esos logros dan luz y motivación a los equipos para los siguientes Sprints, lo que lleva a una transición en la cultura.
  • Explicar las cosas una sola vez no será suficiente. Los verdaderos cambios requieren de llevar a la práctica e implementar la agilidad, cometer errores y aprender de ellos. Pero es importante el saber analizar esos errores, y mejorar la explicación sobre la implementación con los equipos y cómo se puede perfeccionar. Tomar un curso y certificarte en una metodología ágil no será suficiente para lograr un verdadero cambio.
  • La maldición de lo tradicional. Mientras se está implementando la agilidad, se siguen manejando formas de trabajo tradicionales. Entre más grande sea una organización, más complicado será llevar a cabo esa transición a la agilidad ya que el entorno en el que viven los equipos ágiles se sigue usando métodos tradicionales de “cascada”. Están lidiando contra sus costumbres, contra sus normas y reglas que se han seguido por años y años.

La pregunta del millón: Se vale rendirse?

Claro que la agilidad no es la pócima secreta que todo lo soluciona con sólo tronar los dedos, pero por otro lado no todas las empresas se prestan para cambiar. Lo digo porque no todas las empresas se atreven a realmente cambiar o no tienen la convicción para hacerlo. El estar certificado en algún marco ágil, como lo son Scrum o Scaled Agile Framework (SAFe), no significa tener colgado ese papel en la pared para ser presumido sino realmente trabajar por ello. Algunos creen que con sólo contratar un Agile Coach con eso lograrán presumir y “hacer” como que quieren un cambio, sin tener la convicción de verdaderamente hacerlo y esperar a que su Agile Coach logre los resultados.

Cada empresa tiene sus propios escenarios y circunstancias, pero para verdaderamente lograr ver un cambio significativo se debe empezar por las personas como individuos. No importa si la agilidad se está implementando en una empresa “chica” o “grande”, siempre tomará tiempo y paciencia. Ser un agente de cambio no es fácil, es un gran esfuerzo nadar contra corriente; hay que tomar respiros al apoyarse de nuestros compañeros ágiles para seguir motivados, buscar nuevas técnicas, leer las experiencias de personas que han pasado por este proceso, participar en eventos, crear eventos en la organización…tomar aire y de regreso a nadar contra corriente. Y el motivador más grande siempre va a ser el mostrar cómo el equipo logra entregar valor en un corto plazo.

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